La turbulenta vida y prematura muerte de la cantante Amy Winehouse fueron inmortalizadas en 2015 en el oscarizado documental ‘Amy’, centrado en entender su caída a los infiernos, y ahora llega a los cines ‘Back to black’, filme que busca ir más allá de la tragedia y celebrar su legado.
«Vi el documental en su día y al verlo de nuevo pensé que ya era hora de contar su historia desde dentro, desde su perspectiva, a través de su voz, sus letras, su música», dijo la directora Sam Taylor-Johnson en un encuentro telemático con periodistas.
«Hemos querido alejar a Amy de ese sentimiento trágico y de víctima que estaba eclipsando quién era ella realmente», agregó la cineasta, que se estrenó en los ‘biopics’ musicales con ‘Nowhere boy’ (2009), sobre John Lennon y después fue fichada para dirigir ’50 Sombras de Grey’ (2015).
Marisa Abela (Brighton, 1996), conocida por la serie ‘Industry’, fue la elegida para ponerse en la piel de la cantante británica. A la directora no le importaba tanto su parecido físico como que pudiera «conectar emocionalmente con su espíritu», asegura.
Abela no solo hizo eso, también se lanzó a cantar con su propia voz en el filme, aunque no estaba en los planes inicialmente.
«Fue algo que surgió de manera orgánica -dijo la actriz-, no quería sentir esa desconexión emocional al pasar de hablar a cantar y limitarme a mover los labios, me parecía importante expresar los sentimientos de Amy especialmente a través de sus canciones».
Sobre la personalidad y conflictos internos de la autora de ‘Rehab’, Abela destaca una combinación «única» de fuerza y valentía con una intensa vulnerabilidad. «Cuando eres tan sensible como era ella, te abres en canal y eso incluye estar abierta al dolor», subrayó.
Con solo dos álbumes editados, ‘Frank’ (2003) y ‘Back to black’ (2006), que le aupó al estrellato y le hizo ganar cinco grammys, Amy Winehouse fue recibida como una gran renovadora del soul, género que mezcló con influencias de jazz, R&B, blues y ska.
Su triunfo es difícil de separar de la espiral de autodestrucción a la que le condujeron sus problemas con las drogas, el alcohol y su desorden alimenticio, ya que la caída se produjo a la vista de todos, en los escenarios durante sus conciertos pero también fuera de ellos, perseguida por la prensa sensacionalista.
Desde que se filtraron las primeras imágenes del rodaje de ‘Back to black’ hace un año, muchos de sus seguidores manifestaron su malestar a través de las redes sociales, ante la impresión de que se trataba de seguir haciendo caja de la tragedia.
«Unas fotos no son nada en comparación con una película entera», afirma Taylor-Johnson al defender su cinta. ‘Back to black’ ha contado con la colaboración de la familia Winehouse, muy crítica con el documental de Kapadia, que ponía el acento en su responsabilidad en lo ocurrido.
«No se trata de buscar culpables, la adicción es la única villana en esta historia», subraya la productora Alison Owen.
Eddie Marsan, que da vida a su padre, asegura que éste insistió en que «no quería que hiciera una versión suavizada» suya. «Le debo mucho porque ha sido realmente mi principal punto de referencia», sostiene, «le he interpretado como padre que ama a su hija e intenta hacer lo mejor, pero que comete errores».
En cuanto a la relación con Blake Fielder-Civil, que fue su esposo, interpretado por Jack O’Connell, Owen insiste en que se trataba de mostrar «las dos caras de la moneda», no solo la visión de «yonqui grasiento» que salía en la prensa.
«Nadie se enamora de alguien así, para Amy él era una mezcla de James Dean, Joe Strummer y Romeo, un rebelde glamuroso con quien tenía una química impresionante y queríamos mostrar eso sin ocultar que obviamente se drogaban juntos o que Blake volvió con ella cuando se hizo famosa y se planteó si podía sacar algún rédito de ello
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